sábado, 21 de agosto de 2010

Condenados a Vivir en el Analfabetismo




El trabajo infantil no solo degrada la salud de millones de niños en el país, si no los deja en la más oscura ignorancia. a tal punto, que muchos de ellos nunca pisan una escuela para educarse.

“Ñañita” podría quedarse sin aprender a leer ni escribir. Ella lo sabe y esa es la razón por la que sus ojos de niña se pierden en su tristeza al admitirlo. “Nunca he ido a un escuela porque mi madre no tiene dinero para que estudie. E incluso esta enferma. Pero no pierdo la esperanza de asistir ahí algún día”, relata la niña trabajadora de la calle, Rosa Miranda (8), mas conocida como “nañita” . Ella es conciente de que si no estudia, no progresará. Al caminar, por la avenida Abancay en el centro de Lima, indico que vender caramelos en la calle es muy peligroso porque dice que “puedes morir atropellado por un ómnibus”. Más aun, se queja de que le duele todo su cuerpo por deambular con una bolsa de golosinas en la mano, desde la mañana hasta la noche. Al igual que “nañita”, miles de niños se ven obligados a dedicarse a este oficio irracional por la extrema pobreza en la que viven.


Atraso escolar.
La mayoría de los niños trabajadores de la calle que se inmiscuyen en las principales avenidas de la capital para ganar dinero como vendedores de caramelos, lustrabotas, entre otros, no estudian. Tanto así, que el 95% de todos ellos tienen tres años de atraso escolar, según un estudio desarrollado por el instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
“No tengo tiempo para ir al colegio porque mantengo a mi familia. De ahí, que no se leer ni escribir”, dice el vendedor de chocolates, Pablo Peláez (11).


Aunque lo más critico de esta investigación no fue la alarmante cifra, si no la medida de solo incluir a chicos menores de 14 años en este estudio. Es decir que dejaron de lado a los otros jóvenes mayores de dicha edad, que laboran en actividades ilegales, en el servicio doméstico o se encuentran en situación temporal de inactividad, pero habitualmente laboran. “Deje de estudia hace cinco años por falta de dinero. Por eso, solo tengo primaria completa”, recordó Renato Human (15), un limpiador de carros, tras sentarse en una de las escalinatas del frontis del Ministerio publico, en el Centro de Lima.
Otro hecho que se desprende de esta radiografía es que el 30% de niños aun no han comenzado ha estudiar. “No tengo tiempo para ir al colegio porque mantengo a mi familia. De ahí, que no se leer ni escribir”, dice el vendedor de chocolates, Pablo Peláez (11), luego de ofrecer sus productos en la avenida Tacna en el Centro de Lima

Pese a que el Gobierno Central se encarga de velar por el bienestar de la población, hasta ahora no conoce con certeza la realidad educativa de este universo. Esto debido a que no ha planteado ninguna política de estado para solucionara el problema

No hay políticas definidas


El Perú ha ratificado los convenios 138 y 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a través de los cuales se comprometió a definir una política de combate del trabajo infantil, en particular de sus peores formas. En el 2006 definió una lista de trabajos peligrosos en la que incluyó el trabajo infantil doméstico. Sin embargo, el Estado aún carece de políticas definidas dirigidas a la educación de los menores que trabajan. Presume que los niños y adolescentes no deben trabajar, pero a la vez reconoce que la situación de pobreza de sus hogares no podrá ser modificada sino en un mediano y largo plazo.
A ello responde que se haya creado la Educación Básica Alternativa (EBA), con la modificación de la Ley General de Educación en el 2003, una modalidad que admite a niños desde los 9 años. Mientras que el Ministerio de la Mujer interviene con un programa que busca que los menores que trabajan se mantengan o regresen a las escuelas regulares como una forma de disminuir sus horas de trabajo.

El Estado aún carece de políticas definidas dirigidas a la educación de los menores que trabajan. Presume que los niños y adolescentes no deben trabajar, pero a la vez reconoce que la situación de pobreza….
La EBA está dirigida a los adultos, jóvenes, adolescentes y niños que no pudieron acceder al colegio en forma oportuna o requieren compatibilizar el estudio y el trabajo. Tiene objetivos equivalentes a la Educación Básica Regular, pero enfatiza la preparación para el trabajo.


Armando Ruiz, director nacional de EBA, señala que hay 40 centros de educación básica alternativa en el país en una fase experimental desde el 2005; en ella el año pasado se inscribieron 14.343 niños y jóvenes entre los 9 y 18 años. Pero no se sabe cuántos de ellos asistieron y cuántos desertaron. En teoría, Liliana Vega, coordinadora para el Perú del proyecto Tejiendo Redes contra la Explotación de Niños, Niñas y Adolescentes de la OIT, advierte que si bien la intención de estos centros es que los menores no pierdan la oportunidad de educarse, la total flexibilidad de normas, como la matrícula en cualquier momento del año pueden terminar adecuándose a las inequidades que se pretenden combatir.
 Voces involucradas
 El Movimiento Nacional de Niños y Adolescentes Trabajadores Organizados del Perú (MNNATSOP) ha tenido desencuentros con varias medidas gubernamentales respecto del trabajo infantil, pues ellos defienden los derechos de los menores que trabajan y buscan la compatibilidad del estudio con el trabajo.
Se les ha cuestionado falta de claridad sobre cuándo el trabajo dificulta la educación y cuándo la favorece, pero Layla Villavicencio (14), actual lideresa del MNNATSOP, afirma que el trabajo infantil no puede confundirse con formas de explotación de niños y adolescentes. El movimiento tiene un colegio en San Juan de Miraflores dirigido a la población infantil trabajadora, pero su capacidad presupuestal tampoco puede dar para más de 100 alumnos.


Estamos ante un panorama de varios enfoques y esfuerzos dispersos que aún no logran definir una vía para que los menores que trabajan pueden cambiar su realidad.


Las Cifras
 62% de niños que trabajan en el Cercado es migrante de la sierra y la selva.
67% inició su vida laboral a los 8 años.
6 de cada diez son mujeres.
58% vive en San Juan de Lurigancho.

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